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Grabado

Es posible que el grabado, entre todas las artes decorativas utilizadas en la industria relojera, sea el más exigente y el que más tiempo consume. De ahí que en Girard-Perregaux lo utilicemos solo en nuestros relojes más excepcionales, como en el caso de La Esmeralda Tourbillon «A Secret». Los artesanos encargados de este trabajo, altamente cualificados, utilizan para hacerlo una única herramienta denominada «buril» o cincel. El grabador crea las formas y los volúmenes extrayendo material del componente metálico, jugando siempre con la luz y las sombras. En el grabado siempre es posible quitar material, pero no añadirlo, por lo que este arte no deja lugar al error, pues cualquier fallo, por pequeño que sea, implica el comienzo desde el principio.

El reloj de bolsillo

1889

 

La exposición universal de París tuvo lugar en 1889, el mismo año en el que Constant Girard presentó el reloj de bolsillo «La Esmeralda», una obra maestra que ganó una medalla de oro ese mismo año y que se convirtió en una verdadera leyenda entre la industria relojera. Se trataba de un reloj en el que no solo su movimiento —con su arquitectura de tourbillon con tres puentes— era revolucionario, sino también su caja. Realizada en oro rosa, la caja se encargó a Fritz Kundert, un reconocido grabador, que utilizó todas las técnicas conocidas hasta ese momento (la mayoría de ellas olvidadas) para crear una decoración extraordinariamente hermosa y rica. Entre los detalles decorativos incluidos en el reloj, los tres caballos al galope de su parte posterior continúan siendo, dos siglos después, toda una inspiración.

Horas de trabajo

200

 

Diseñado como un reloj «secreto», La Esmeralda Tourbillon «A Secret» —reinterpretación para la muñeca del reloj de bolsillo La Esmeralda— incorpora una tapa que protege la parte posterior del modelo. Este elemento resalta la naturaleza preciosa de esta creación, además de hacer sentir al usuario un sentimiento especial de privilegiada intimidad. Su caja de oro, completamente grabada a mano, muestra los hermosos motivos florales que adornaban el modelo de 1889. En el exterior de la tapa aparecen tres caballos al galope, mientras que el interior va grabado con las inscripciones «Tourbillon» y «La Chaux-de-Fonds», con suficiente espacio, no obstante, para que el futuro dueño pueda personalizarlo. Con su juego de profundidades, su contraste entre superficies brillantes y mates y sus 200 horas de paciencia y absoluta concentración necesarias para su realización, estos motivos reflejan a la perfección la esencia misma del arte excepcional del grabado.

Milímetros de profundidad

0.6

 

Por primera vez, el famoso calibre de tourbillon con tres puentes de oro incorpora dos puentes —el puente del barrilete y el puente del tourbillon— cuyo extremo adopta la forma de un caballo. Antes de que los grabadores puedan dar vida a los equinos, estos puentes, rugosos y lisos tras el maquinizado, se acaban a mano con un pulido, un biselado cóncavo y un satinado. Un trabajo completado por nuestros maestros que, siempre atentos a los meticulosos acabados del otro extremo de los puentes, esculpen el material con una profundidad de solo 0,6 milímetros. Las palabras destreza, minuciosidad y precisión no bastan para describir en toda su extensión el arte del grabado.